sábado, 2 de febrero de 2008

Déjalo, ya volveremos. (Segunda parte)


Reina se adentra en su nuevo mundo, Madrid, dejando atràs todos sus recuerdos de Tetuàn.
Empieza echando de menos su armario, con el que hacìa su ritual particular cada noche antes de
acostarse, pero aùn asì tenìa la esperanza de volver a tenerlo muy pronto ya que su padre le habìa dicho: "déjalo, ya volveremos". En su nuevo hogar a diferencia del de Tetuàn, vivìan toda
la familia junta incluyendo a la abuela y los tìos lo que causò grandes conflictos, pues tanta gente
en una misma casa resulta poco acogedora. En su primer dìa de clase en un instituto femenino, le
costò integrarse con sus compañeras de clase porque no lograban comprender como alguien
podìa ser judìo, para ellas esa palabra no era màs que un insulto y nunca se podìa atribuir a una
persona como un hecho real. Reina, nunca habìa pensado que alguien en el mundo podìa pensar
eso de su religiòn, eso le hizo meditar sobre la diferencia que existìa entre ella y las demàs. A
pesar de todo esto, Reina logra hacer una amiga cristiana llamada Pilar, pero que tras un mal
entendido sobre la adopciòn de Pilar, ésta se arrebato contra ella llamàndola de todo por el hecho
de ser judìa. Por otra parte estaba el nuevo año judìo, que debìan festejar toda la familia, pero al
estar en un nuevo paìs en la que su religiòn era poca reconocida a diferencia de Tetuàn, tuvieron
que buscarse las mejores condiciones para realizar la ceremonia al aire libre como era debido.
Pero esa noche en particular fue muy escandalosa, ya que su madre y su abuela no se llevaban
nada bien, pues vivir en una misma casa les incomodaba a ambas.


Se habìa organizado en su colegio una excursiòn al monte, al principio Reina no tenìa mucho
entusiasmo en ir, de hecho se estaba haciendo una chica algo solitaria, como un bicho raro en un
hormiguero, pero finalmente su madre logra convencerla. En la excursiòn lo pasa algo mal , ya que como estaba muy cansada, el profesor le propuso que les esperarse hasta que volviesen a
por ella, pero tras un largo rato esperàndoles no volvieron, y sino hubiese sido por unos chicos
que pasaron por ahì y le avisaron de que el autobùs se iba con toda su clase, nadie se hubiese acordado de ella. Al bajar el monte y ver a toda su clase en el autobùs, le hizo sentirse muy humillada, ya que nadie se habìa percado de su ausencia. No obstante, al regreso todo lo
recompensò, pues Pilar se sentò con ella y volvieron a reconciliarse y olvidar el malentendido que
habìan tenido, y Reina les aclarò a sus compañeras de que los judìos no habìan sido los asesinos
de Jesucristo como a ellas les habìan dicho desde siempre. Ya en la parada de autobùs le extraño
que no estuviese su madre para recogerla como le habìa prometido sino su padre, puesto que se
habìa marchado de casa tras haber tenido una pelea con su tìo. Pero finalmente su madre vuelve,
por el gran amor que siente hacia su familia.

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