lunes, 3 de marzo de 2008

Déjalo ya volveremos. (Tercera parte)


La familia de Reina se asienta en una nueva casa en la que viven todos juntos sin la incomodidad de sus tíos y su abuela. Reina y su amiga Pilar conocen a un grupo de chicos españoles y acaban haciéndose amigas de ellos. Francisco, un chico español y Pilar se enamoran y se hacen novios. Era la época del ayuno para los judíos, en la que los padres de Reina hacían el ayuno mientras que ella solo debía hacerlo por las noches ya que empezaba a hacerse mayor. Como era verano los padres de Reina y ella decidieron irse de vacaciones a Venezuela donde se encontrarían con la otra parte de su familia. Tanto Reina como Francisco sentían una gran pena por separarse, pero eso no fue un impedimento para que se siguieran queriendo sino todo lo contrario, consolidó el amor que sentían el uno por el otro. Al volver de Venezuela , Reina tenía una sensación muy rara de este país pues no le parecía igual que Madrid sino distinto, con un aire diferente. Una tarde, Reina y su amiga Pilar quedaron para dar un paseo en bicicleta y durante el paseo pasaron por la casa de Francisco y lo vieron en la ventana. Justamente después Reina hizo como si se cayese de la bicicleta y Francisco al verla salió corriendo para ayudarla y la recogió del suelo. Pero desgraciadamente en ese momento apareció la madre de Reina y los vio juntos. Luego al regresar Reina a casa su madre se enfadó con ella por salir con chicos que no eran judíos, ya que ella prefería que se juntase solo con los chicos que lo fuesen. Finalmente Reina decidió dejar a Francisco por el hecho de no ser judío pese al gran amor que sentía por el, ya que la sensación de estar incumpliendo las normas de su religión le hacían sentirse muy incómoda consigo misma. El tío de Reina muere de una manera muy extraña, lo que provoca en ella un grandísimo dolor. Por otra parte nace el primer primo judío de Reina español, que pone muy feliz a toda la familia.

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